El Dr. Javier Puente, oncólogo médico, director del Instituto de Oncología del Hospital de San Carlos, Madrid España, nos comenta sobre el COVID-19 y la experiencia española en el frente de la oncología médica.

Los acontecimientos que se han presentado con respecto al COVID-19 del 31 de diciembre a la actualidad, son considerados graves. Se ha producido una pandemia mundial con afectación inicialmente de países asiáticos y que se ha trasladado a occidente con múltiples pacientes afectados y sobrepasando los límites del sistema sanitario para hacerse cargo de la situación.

En los últimos tres meses se ha permitido conocer las diferentes poblaciones que pueden ser consideradas de mayor riesgo y por sus características clínicas, es posible que el paciente oncológico sea una de ellas.

Al momento no existe evidencia del rol del comportamiento del COVID-19 en la población oncológica por lo que es posible que los pacientes sometidos a un tratamiento oncológico inmunosupresor adquieran una mayor susceptibilidad al mismo y mayor incidencia de complicaciones.

Por otro lado, tampoco hay evidencia de que el virus provoque una mayor progresión de la enfermedad tumoral, sin embargo, como oncólogos médicos tradicionalmente utilizamos esquemas de tratamiento que pueden condicionar una situación de mayor riesgo, por ejemplo, la quimioterapia o ciertos agentes que condicionan situaciones de inmunosupresión, haciendo más vulnerable al paciente.

Con base a lo anterior y con la información científica reportada hasta el momento, el Dr. Puente comenta las siguientes recomendaciones:

• Aislamiento social: Transmitir el mensaje de la importancia del aislamiento social, evitar el contacto físico, ser escrupuloso en la higiene personal y limpiar frecuentemente superficies de contacto para disminuir al máximo la exposición a este virus.
• Individualización del tratamiento: Los pacientes más vulnerables son aquellos que reciben tratamiento de quimioterapia, por lo que lo más prudente sería evitar al máximo exponer al paciente a riesgos innecesarios; siendo muy importante la individualización del tratamiento, evitar que los pacientes que se les estén haciendo revisiones acudan a la institución fomentando la atención telefónica y espaciando las visitas.
• Individualización del riesgo-beneficio: Es decir, individualizar a qué paciente se le comenzará un tratamiento sistémico, a qué paciente se le puede retrasar y a qué paciente se debe de continuar o detener el tratamiento sistémico.