En el estudio se permitió continuar el tratamiento con atezolizumab más bevacizumab después de la progresión si los pacientes mostraban beneficio clínico, estabilidad física y ausencia de toxicidades graves
La Dra. Mónica Meneses, oncóloga médica, adscrita al Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán en la Ciudad de México, México, abordó en este video sobre las pautas para continuar el tratamiento utilizado en el estudio fase III, IMbrave150, en pacientes con carcinoma hepatocelular (CHC) avanzado sin tratamiento previo, específicamente la combinación de atezolizumab más bevacizumab más allá del punto de progresión y hasta la pérdida de beneficio clínico.
IMbrave150, es un estudio que evaluó la eficacia de atezolizumab más bevacizumab frente a sorafenib, permitió continuar el tratamiento después de la progresión si los pacientes cumplían con los criterios de RECIST 1.1, no presentaban toxicidad inaceptable y mostraban beneficio clínico, ausencia de síntomas de progresión inequívoca, estabilidad en el estado físico y ausencia de progresión en sitios anatómicos críticos.¹
La experta comentó que los resultados mostraron una mejora significativa en la supervivencia global (SG) con el tratamiento experimental en comparación con el control. Con una mediana de 17 meses de seguimiento, se observó que el 70% de los pacientes en el grupo que recibió la combinación con atezolizumab experimentaron progresión de la enfermedad inequívoca según los criterios de RECIST 1.1. De estos, el 56% continuaron el tratamiento más allá de la progresión, con una mediana de SG de 24 meses y una supervivencia a 12 meses del 82% y a 18 meses del 63%.²
Como punto a destacar, la Dra. Meneses informó sobre la importancia de utilizar los criterios iRECIST para evaluar la respuesta radiológica debido a la naturaleza particular de la respuesta y progresión a la inmunoterapia. Estos criterios, similares a los del RECIST 1.1, requieren la confirmación de una progresión equívoca entre 4 y 8 semanas después. Además, el término “progresión equívoca” puede utilizarse en múltiples ocasiones, lo que significa que si aparece una nueva lesión y el paciente se mantiene asintomático o clínicamente estable, no se debe interrumpir el tratamiento.³
En conclusión, la continuidad del tratamiento más allá de la progresión se consideró en pacientes con mejoras clínicas, estabilidad ante la progresión y ausencia de toxicidades graves. La evaluación clínica por parte del oncólogo resulta crucial para evitar interrumpir prematuramente un tratamiento efectivo y para iniciar terapias subsecuentes de manera oportuna.
Referencias:
Gracias al apoyo educativo de Roche México.
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