La evaluación del riesgo cardiovascular en pacientes con leucemia mieloide crónica (LMC) es clave para identificar a aquellos con mayor probabilidad de sufrir eventos adversos y así poder implementar estrategias de prevención y ajustes en el tratamiento, garantizando la eficacia de los tratamientos
El Dr. Tito Carrera, cardiooncólogo del Centro de Tratamiento e Investigación sobre Cáncer (CTIC) y Presidente del Capítulo de Cardiooncología de la Sociedad Colombiana de Cardiología en Bogotá, Colombia, presenta la evaluación del riesgo cardiovascular en pacientes con leucemia mieloide crónica (LMC).
El experto comenta lo siguiente:
Consideramos que este tema es fundamental en la evaluación y planificación de las estrategias de tratamiento en estos pacientes. Como sabemos, los inhibidores de tirosina quinasa (TKI, por sus siglas en inglés) BCR-ABL han tenido un impacto muy positivo en el pronóstico de la LMC. Sin embargo, los eventos adversos cardiovasculares siguen siendo una causa común de suspensión de estos tratamientos.
Es importante destacar que todos los TKI BCR-ABL se han asociado con diferentes tipos de eventos cardiovasculares adversos. No hay excepciones, aunque algunos medicamentos están más relacionados con ciertos efectos. Por ejemplo, medicamentos como el dasatinib tienen una mayor asociación con derrame pleural e hipertensión pulmonar, mientras que el nilotinib y el ponatinib están más frecuentemente vinculados a eventos vasculares oclusivos.
A pesar de estos riesgos, es fundamental no descartar el uso de estos fármacos, que han demostrado una gran eficacia. Lo que realmente nos permite un enfoque adecuado del riesgo cardiovascular es identificar a los pacientes con mayor probabilidad de presentar complicaciones. Con esta información, podemos implementar estrategias de detección temprana de factores de riesgo cardiovascular y de enfermedades preexistentes, como la aterosclerosis, y ajustar el tratamiento de forma más eficaz. Esto incluye el uso de medicamentos como los antiagregantes plaquetarios o estatinas, que pueden ayudar a prevenir eventos adversos cardiovasculares.
En este sentido, la cardiooncología nos ha permitido colaborar con hematólogos para identificar a estos pacientes de manera temprana, individualizar los factores de riesgo y, con ello, reducir significativamente el impacto de los efectos adversos cardiovasculares asociados a TKI.
Recuerden que, además de la identificación temprana de factores de riesgo, existen otras estrategias que podemos emplear. Por ejemplo, utilizar medicamentos que, además de ser altamente eficaces, generen una respuesta molecular profunda y temprana. Esto permitiría reducir gradualmente las dosis de los fármacos o incluso implementar períodos sin tratamiento, lo que podría disminuir la incidencia de eventos cardiovasculares adversos. Como resultado, esto ayudaría a reducir la necesidad de suspender los TKI en pacientes con LMC.
Referencia:
García-Gutiérreza V, Jiménez-Velascob A, Gómez-Casares MT y cols. Gestión cardiovascular de los pacientes con leucemia mieloide crónica desde una perspectiva multidisciplinar, y propuesta de protocolo de actuación por reunión de consenso. ELSEVIER. Vol. 146. Núm. 12. Páginas 561.e1-561.e8 (junio 2016). DOI: 10.1016/j.medcli.2016.02.022.
Gracias al apoyo educativo de Pint Pharma Colombia.
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