El Dr. González de León y el Dr. Gómez Almaguer, nos comentan acerca del estudio NADIR y dialogan sobre la importancia de la prevención y tratamiento de la neutropenia febril.
La neutropenia inducida por quimioterapia es un problema relativamente frecuente y puede no sólo afectar la calidad de vida de los pacientes, también conlleva aumento en morbimortalidad y costos, que además comprometen los tiempos de administración de tratamiento y pronóstico.
En la práctica clínica se encuentra disminuido el uso de factores estimulantes de colonias, observando que los médicos no se adhieren completamente a las guías internacionales de su uso valorando el riesgo de desarrollo de NF. Una de las razones de ello parece ser el dolor óseo, que en metaanálisis oscila entre el 7% y 23%, similar entre todos los FEC-G y que puede ser manejado con analgésicos comunes (1).
En el estudio NADIR, estudio no intervencionista, se evaluó la incidencia de neutropenia severa y NF inducidas por quimioterapia en 224 pacientes con neoplasias como cáncer de mama (46%), cáncer de pulmón (13.4%), linfoma no Hodgkin (10.7%) y otros. Con alta efectividad en prevención primaria y secundaria, similar a otras citocinas pegiladas, con desarrollo de neutropenia febril en 1.9% de los pacientes y 0% en primer ciclo, y con 93.8% de los pacientes sin desarrollo de NF incluyendo a aquellos con alto riesgo (>20%) de desarrollo de la misma. En seguridad, sólo en 1 paciente (0.4%) se reportó evento adverso grave con anemia y el resto grado ½, siendo el más común el dolor óseo con incidencia de 2.7% (2).
Se cuenta experiencia en nuestro medio en los diferentes escenarios en el uso de lipegfilgrastim, desde quimioterapia de primera línea convencional y con diferentes riesgos de desarrollo de neutropenia hasta ámbitos complejos como esquemas agresivos de rescate en líneas subsecuentes y en trasplantes, con resultados promisorios y con relación costo-beneficio claramente satisfactoria.
Bibliografía
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