Manejo proactivo de toxicidades con inhibidores de BTK como ibrutinib permite mantener el tratamiento a largo plazo y reducir eventos adversos, especialmente cardiovasculares, sin comprometer la eficacia
El Dr. John Allan, hematólogo en el Centro Médico Weill Cornell en Nueva York, Estados Unidos, nos comenta sobre el manejo de eventos adversos y toxicidades de los inhibidores de BTK como ibrutinib.
El experto comenta lo siguiente:
Con el seguimiento prolongado del uso de los inhibidores de BTK, especialmente ibrutinib, que ya dispone de datos a 10 años, hemos identificado efectos de clase característicos de estos fármacos que es importante considerar al tratar a los pacientes.1
Los efectos de clase pueden presentarse con cualquiera de los inhibidores de BTK disponibles e incluyen sangrado, fibrilación auricular, dolor articular, erupciones cutáneas, diarrea y cefaleas, todos ellos posibles durante el tratamiento con estos fármacos.1
Las infecciones representan otro efecto común que también puede surgir durante el tratamiento. Al abordar los eventos adversos, es esencial realizar un monitoreo cuidadoso y constante de los pacientes en cada visita.1
Esto implica verificar los signos vitales, detectar posibles arritmias o latidos cardíacos irregulares, indagar sobre antecedentes de intervalos anormales y preguntar si el paciente ha presentado infecciones, ha sido hospitalizado recientemente o ha experimentado nuevos eventos clínicos.1
Por ello, resulta fundamental mantener una comunicación abierta y clara con el paciente para entender cómo se ha sentido durante los últimos 3 a 4 meses desde su última visita. Sabemos que la adherencia al tratamiento con inhibidores de BTK es clave para obtener buenos resultados a largo plazo, ya que su uso continuado permite controlar la enfermedad y alcanzar remisiones prolongadas.1
Una estrategia para favorecer la continuidad del tratamiento, especialmente con fármacos como ibrutinib, es considerar la reducción de la dosis ante la aparición temprana de efectos adversos. Actualmente, estamos observando que los pacientes que reciben dosis ajustadas muestran una supervivencia libre de progresión y una supervivencia global comparables a las de quienes mantuvieron la dosis completa.2
Esto nos ha brindado mayor confianza en que reducir la dosis puede ayudar a mantener el control de la enfermedad a largo plazo y, al mismo tiempo, reducir las toxicidades. Además, en lo que respecta al manejo de efectos adversos, especialmente los cardiovasculares, se han publicado datos particularmente en estudios con ibrutinib, que comparan a pacientes con reducciones de dosis frente a aquellos que retomaron o continuaron con la dosis completa.2
Algunos datos presentados en congresos recientes han demostrado que los pacientes que sufrieron eventos adversos cardiovasculares y fueron sometidos a una reducción de dosis en los ensayos clínicos con ibrutinib lograron disminuir significativamente la recurrencia de estos eventos, con tasas de éxito elevadas.2
Por el contrario, entre los pacientes que continuaron o retomaron la dosis completa, aproximadamente una cuarta parte volvió a presentar el evento adverso cardiovascular. En conjunto, toda esta evidencia nos ofrece la posibilidad de mantener a los pacientes en tratamiento, minimizar las toxicidades, optimizar los resultados a largo plazo y disminuir la incidencia de efectos adversos.2
Referencias:
Gracias al apoyo educativo sin restricciones de Johnson & Johnson México.
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