El Dr. Gilberto Castañeda Hernández, investigador titular en el Departamento de Farmacología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional en la Ciudad de México, México, nos habla sobre la calidad de los biocomparables y nos confirma que para tomar decisiones respecto a estos es necesario basarse en la totalidad de la evidencia y no solamente en un ensayo clínico.
La OMS publicó una guía para la evaluación de biocomparables, en donde propone cuatro puntos técnicos para su autorización (calidad, evaluación no clínica, evaluación clínica y farmacovigilancia).[1] Con base en estos puntos, el Dr. Castañeda nos da un breve ejemplo de la evaluación que se hizo del ABP 215 comparado con el bevacizumab:[2]
También, nos comenta que para la extrapolación de indicaciones del biosimilar ABP 215 se trabajó con la totalidad de la evidencia. En este caso se realizó con un solo ensayo clínico, extrapolando todos los tipos de cáncer en donde es activo el comparador.[3]
Como conclusión, el Dr. Castañeda nos reafirma que para la toma de decisiones se deben de considerar todos los resultados de calidad, evaluación no clínica y evaluación clínica para declarar o negar la biocomparabilidad de un producto. Con esta totalidad de la evidencia y los resultados de equivalencia se alcanza la aprobación.
Referencias:
Gracias al apoyo educativo de AMGEN México.
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